jueves, 2 de septiembre de 2010

¿Era de esperarse, no? ¿Cuánto me duro el sentirme bien? ¿un mes? Me siento tan vacía, tan llena de nada. Y no, la comida no puede llenar ese vacío. Necesito un abrazo ahora mismo. Necesito sentirme querida, que alguien me diga 'te amo, te extraño', necesito que dejen de histeriquear y que sean honestos conmigos. Tengo frío, pero no es del frío que se tapa con una frazada. Es un frío más profundo, que duele más. Es el frío que te cala hondo, hasta formar un agujero en el pecho por el que se escapan la esperanza y las ganas de vivir. Es el frío que se va con amor, el amor verdadero, el que va más allá de todo lo superficial y nos alegra en lo más profundo de nuestro ser. Es el frío que más nos paraliza, que nos impide pedir ayuda, intentando congelarnos en él, para siempre...

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